jueves, 10 de diciembre de 2009

LA REFORMA II


Jesús quiere derramar su vino en nosotros
…Pero la verdad es que el vino nuevo, cuando es echado en odres viejos, da inicio a un proceso químico-físico que terminara por explotar el odre y se perderá el vino (Marcos 2:22). Es necesario entonces que seamos odres nuevos cada día para recibir el vino, allí comienza la revolución, la reforma que esperamos, en la reforma y en la revolución de nuestro corazón. Así mismo, nuestras iglesias necesitan una reforma, algo nuevo, lo nuevo del Señor. Muchas congregaciones se han mantenido durante mucho tiempo como en la boda de Caná, a la cual llegó Jesús y encontró que ya no había vino en los odres. ¿Hay vino en nuestra congregación? ¿Está allí el vino de Dios en tu congregación?
Para que Jesús llenara aquellos odres era necesario que fueran nuevos. Es necesario entonces renovación de mente y espíritu. No es que lo viejo halla sido malo, si acaso has vivido un largo rato como cristiano; no se trata de olvidar las enseñazas del principio, de tus comienzos como cristiano, mucho menos de olvidar el tan valiosísimo primer amor, “Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos, es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.” (Mateo 13:52)
En hechos 14:1-7 nos encontramos con un panorama bastante interesante: Los RELIGIOSOS Vs Los REFORMISTAS APOSTÓLICOS. Muchos son los que se opondrán al mensaje de la reforma de Cristo, dividirán iglesias y buscarán el mal para sus propios hermanos solo por sus creencias, mas que espirituales, doctrinales, pero del lado de los reformistas está la recompensa. Hoy Dios te llama como ese reformista de las naciones, el Dios de Elías te llama por tu nombre para la Gran Revolución, para la revuelta jamás antes vista. Pero es necesario que reformes tu corazón, sé un odre nuevo.

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