viernes, 25 de diciembre de 2009

El mundo que se auto consume


A finales del siglo XVIII, Atolondrados por la Revolución Francesa, unos cuantos filósofos de la Ilustración, comenzaron a predecir el mejoramiento continuo e ilimitado de la condición humana. Pensaron el futuro resuelto. No obstante, Thomas Robert Malthus, un científico social británico (posiblemente el más infamado de la historia) aplastó sus predicciones. Según Malthus, la población humana aumenta en una tasa geométrica, duplicándose cada 25 años mas o menos si no encuentra obstáculos, mientras que la producción agrícola aumenta a una tasa aritmética, con mucha mayor lentitud. Allí yacía una violenta trampa biológica.
“La capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la de la tierra para producir alimento para la humanidad –escribió en su Ensayo sobre el principio de la población, en 1798–. Esto implica que la dificultad para conseguir alimento ejercerá sobre la población una fuerte y constante presión restrictiva”. Malthus pensaba que las restricciones podrían ser voluntarias (como el control de la natalidad, la abstinencia o el retraso del matrimonio) o involuntarias (por el azote de la guerra, la hambruna y las enfermedades). Se opuso a la ayuda alimentaria para todos, salvo las personas más pobres, pues sentía que esa ayuda alentaba a que nacieran más niños en la miseria.
Pero la Revolución Industrial encasilló la teoría de Malthus hasta los días de hoy. Según los estudios científicos, 8000 millones serán los habitantes del planeta para 2025. La producción de cereales (avena, arroz, maíz, trigo, cebada, entre otros), base alimentaria de las culturas y sociedades (directa o indirectamente), no da abasto para el mundo entero. El 30% de la cosecha de maíz en EUA es utilizada como biocombustible (para no contaminar), el maíz empleado para llenar de etanol un tanque de 95 litros alimentaría a una persona por un año. El 35% del grano mundial se usa para alimentar ganado. A medida que se destinan más cereales al ganado y a la producción de biocombustibles para autos, el consumo anual mundial de cereales ha aumentado de 815 millones de toneladas métricas en 1960 a 2 160 millones en 2008. Incluso China, el segundo país productor de maíz del planeta, no puede producir cereal suficiente para alimentar a todos sus cerdos, los cuales son servidos como platos de carne en las mesas de cada familia china, y eso solo en el país norasiático. Se espera que hacia 2050 el consumo mundial de carne se duplique, eso quiere decir que vamos a necesitar mucho más cereal para alimentar a muchos más cerdos. Afirmativo: El mundo está consumiendo más de lo que produce.
Por otra parte, la creciente demanda de alimentos, piensos y biocombustibles ha sido un factor determinante en la deforestación de los trópicos por la misma necesidad de sembrar para satisfacer la demanda. Entre 1980 y 2000 más de la mitad de las hectáreas de tierras de cultivo nuevas se obtuvieron de bosques tropicales vírgenes. Brasil aumentó 10% anual sus hectáreas de soya en la Amazonía entre 1990 y 2005. Se está perforando y consumiendo un importante pulmón del mundo, contribuyendo al calentamiento del planeta. Sumamos a esto los efectos de los plaguicidas y pesticidas utilizados para la conservación de la siembra, estos contaminan de manera fulminante la capa de ozono y también contribuyen al calentamiento global, además de que dañan las tierras. Otros procesos poco tóxicos son lentos y menos efectivos, por esta razón son descartados. A su vez, para aumentar el rendimiento de las tierras de cultivo hace falta riego, pero las nuevas fuentes de agua dulce también escasean (después de todo, solo el 3% del agua en todo el planeta es dulce, el 90% del agua dulce se encuentra desigualmente distribuida, concentrándose en los casquetes polares, glaciares y masas de hielo). En India, encontramos que el riego en exceso ha llevado a un marcado descenso de las capas freáticas, que alimentan ahora 1.3 millones de pozos entubados, al tiempo que se han perdido miles de hectáreas de tierras productivas por la salinización y anegación de los suelos. Cuarenta años de riego intensivo, fertilización y plaguicidas no han sido amables con los limosos campos grises del Punjab. Estudios realizados por los científicos de International Soil Reference and Information Center (ISRIC) estimaron que, en 1991, la humanidad había degradado casi 20 millones de kilómetros cuadrados de tierras. En otras palabras, nuestra especie rápidamente estaba echando a perder un área del tamaño de Estados Unidos y Canadá juntos. Todos estos factores son contribuyentes del calentamiento global, que trae consigo cambios climáticos, que a su vez amenazan con reducir las cosechas y erosionar los suelos, agudizando la crisis alimentaria mundial. Los lideres mundiales, tras la cumbre de Copenhague llevada a cabo en diciembre de este año y buscaba soluciones a los problemas climáticos, no llegaron a nada importante, solo discordias y roces entre uno y otro mandatario. Parece que Malthus no se equivocó después de todo, parece que la palabra de Dios no se equivoca y que Jesús estaba en lo cierto: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y HAMBRES, y terremotos en diferentes lugares.” (Mateo 24:7). En hora buena sabemos que no somos de este mundo y que el reino de Dios no está en crisis. Solo somos embajadores celestiales que buscamos llevar a nuestra patria a toda cantidad de personas posibles. Bendita patria celestial.

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