viernes, 25 de diciembre de 2009

La comunidad de la resurrección


La resurrección fue la creencia que cambió los corazones quebrantados de los seguidores de un rabino crucificado, en unos valerosos testigos y mártires de la iglesia primitiva. Esta fue la confesión que separó a los seguidores de Jesús de los judíos, y los transformó en la comunidad de la resurrección. Los podían poner en la cárcel, flagelarlos, matarlos, pero no podían hacer que ellos negaran su convicción de que al tercer día, Él resucitó.” (Michael Green)
Pedro murió crucificado, se le culpaba de la predicación de Cristo. Algunos estudiosos afirman que fue en el tiempo de las persecuciones de Nerón a la iglesia primitiva. Pedro, habiendo sido capturado en Roma, sentenciado a morir en la cruz, pidió que se le fuera crucificado de cabeza, por no considerarse digno de morir como murió su salvador, Jesús. Andrés, al igual que Pedro, y según estudios realizados, también fue crucificado. Amarrado a una cruz en forma de “x” padeciendo durante tres días, predicaba a quienes se le acercaban, hasta que finalmente murió. Mateo fue asesinado a espada. Santiago, hijo de Alfeo, fue crucificado. El otro Santiago, hermano de Jesús, apedreado. Tomas murió martirizado, según historiadores y estudiosos, en La India. Bartolomé, de igual manera muere martirizado, algunos sugieren que en crucifixión, también en la India, tras haber convertido al cristianismo al hermano del rey Astiages, gobernante de Armenia. Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo (llamado Jacobo para ser diferenciado de los otros Santiagos) muere degollado, por órdenes de Herodes Agripa I. Algunas estudios señalan que Tadeo fue asesinado por flechas enemigas, otras fuentes hablan de que se le fue cortada la cabeza con un hacha, tras negarse a adorar los dioses paganos de los habitantes de Sammir, en Persia, y Simón, estando con Tadeo, también fue asesinado a mazazos, sin embargo, otros estudios alegan que Simón murió crucificado en Samaria. Lo cierto es que ambos murieron como mártires por predicar la vida, la muerte y la resurrección de Cristo. La muerte de Felipe es aun dudosa, unos creen que su muerte fue natural, otros que fue crucificado. Juan, por su parte, y según mismas afirmaciones de la Biblia, murió de muerte natural, mas también padeció castigo por la predicación de Jesús.
El libro de los Hechos habla de los apóstoles como hombres valientes, reformistas, alborotadores espirituales, terremotos vivos, revolucionarios en potencia. Se habla de ellos como insurgentes entendidos y sabios, conquistadores briosos, sin temor a nada. No obstante, los tres evangelios sinópticos y el de Juan (todos estos incluidos en las sagradas escrituras) los describen de otra forma. Según estos evangelios, los apóstoles mencionados no son mas que hombres corrientes, pueblerinos y sin preparación, miedosos y cobardes, imprudentes, poco sensatos, torpes y carentes de entendimiento. Habiendo conocido al Maestro de maestros, al Señor de señores y Rey de reyes dudaron de Él al momento en que fue aprendido por las autoridades, y cuales gallinas, se escondieron temerosos de las dominaciones del lugar. Ocultos, sus vidas se desmoronaban. Aquella persona por lo que habían dejado todo, todo en lo que habían creído era desgarrado, pisoteado, lacerado. Para los seguidores que vieron a Jesús en la cruz fueron las horas mas terribles que jamás pudieron sufrir sus corazones. Realmente ellos vieron todo perdido. ¿Cómo es posible entonces este cambio tan radical? ¿Cómo, sin ver la resurrección de Cristo, estos doce hombres podían cambiar de un momento a otro y pasar de ser unos cobardes incultos a unos hombres valientes y entendidos? La resurrección de Jesús no es una mentira, las vidas de los apóstoles cambiaron radicalmente cuando se cumplió lo que el Mesías había dicho: Tras sufrir la muerte, Jesús resucitó al tercer día. Si esto hubiese sido falso, los discípulos lo hubieran sabido. Sus vidas fueron transformadas por completo hasta el punto de morir por Jesús. Muchos dirían: “¿y eso qué, si mucha gente a muerto por defender una mentira; de manera que, qué prueba ese hecho?” Sí, mucha gente ha muerto por defender una mentira, pero porque pensaban que era verdad. No hay manera de demostrar que ellos hubieran podido estar engañados. Si lo que Jesús dijo era mentira, los apóstoles lo hubiesen descubierto. Pero ellos fueron testigos del poder de Jesús y de la verdad de sus palabras, y como testigos escribieron y dataron todo cuanto vieron con respecto a Jesús (2Pedro 1:16, 1Juan 1:1-3, Hechos 1:1-3, Juan 20:30, Lucas 24:48). Tomás no creyó en la resurrección de Jesús sino hasta cuando tocó sus heridas, tiempo después moriría como mártir. Pedro había negado a Jesús tres veces y finalmente le dejó solo. Luego de la crucifixión y sepultura de Cristo, Pedro se presentó públicamente en Jerusalén a pesar de las amenazas de muerte, predicando intrépidamente que Jesús era el Cristo y que había resucitado. Por otra parte, aunque Jacobo no fuera de los 12 discípulos (apóstoles) de Jesús, por el hecho de no haber creído en él como hijo de Dios (Juan 7:5), es un buen ejemplo de alguien que fue convencido de la resurrección de Jesús y de que él era el Cristo contra. Definitivamente Jacobo no creía, pero algo ocurrió después de la crucifixión de Jesús. Jacobo está predicando el poder de su hermano, y no conforme con esto escribe una epístola: Santiago. Luego sería reconocido (como Pablo y Bernabé) por su sociedad y por el mundo como un apóstol mas para la predicación de Jesús y pasó a pertenecer como muchos otros a la comunidad de la resurrección.
La resurrección cambia vidas, tal poder solo podía venir del cielo, del mismo Dios, para la gloria de su nombre, para la exaltación de su hijo unigénito. La resurrección marcó la diferencia, selló la victoria de Jesús sobre las tinieblas pues venció a la misma muerte. “…y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido” (Isaías 53:4) Mas en todo venció.

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